sábado, 27 de agosto de 2011

Los amigos

El libro del Eclesiástico, Capítulo 6:
5 Las palabras dulces multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones.
6 Que sean muchos los que te saludan, pero el que te aconseja, sea uno entre mil.
7 Si ganas un amigo, gánalo en la prueba, y no le des confianza demasiado pronto.
8 Porque hay amigos ocasionales, que dejan de serlo en el día de aflicción.
9 Hay amigos que se vuelven enemigos, y para avergonzarte, revelan el motivo de la disputa.
10 Hay amigos que comparten tu mesa y dejan de serlo en el día de la aflicción.
11 Mientras te vaya bien, serán como tú mismo y hablarán abiertamente con tus servidores;
12 pero si te va mal, se pondrán contra ti y se esconderán de tu vista.
13 Sepárate de tus enemigos y sé precavido con tus amigos.
14 Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor.
15 Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor.
16 Un amigo fiel es un bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor.
17 El que teme al Señor encamina bien su amistad, porque como es él, así también será su amigo.
 
Y en Eclesiástico, Capítulo 37, dice: 
1 Todo amigo dice: «También yo soy tu amigo», pero hay amigos que lo son sólo de nombre.
2 ¿No entristece acaso hasta la muerte ver a un amigo querido transformarse en enemigo?
3 ¡Perversa inclinación! ¿De dónde te han hecho rodar para cubrir la tierra de falsedad?
4 ¡Un compañero comparte las alegrías del amigo y en el momento de la aflicción, se vuelve contra él!
5 ¡Otro sufre con el amigo para llenarse su vientre, y a la hora del combate, empuña el escudo!
6 Nunca te olvides de un buen amigo, y acuérdate de él cuando tengas riquezas.
7 Todo el que aconseja recomienda su consejo, pero hay quien aconseja pensando sólo en sí mismo.
8 Sé precavido con el que da consejos y averigua primero qué le hace falta, porque entonces aconsejará lo que le convenga a él; no sea que le dé lo mismo una cosa que otra
9 y te diga: «Vas por el buen camino», mientras se pone enfrente a ver qué te pasa.
10 No consultes al que te subestima, y al que tiene celos de ti, ocúltale tus designios.
11 No pidas consejo a una mujer sobre su rival, ni a un cobarde sobre la guerra, ni a un comerciante sobre un negocio, ni a un comprador sobre una venta, ni a un envidiosos sobre la gratitud, ni a un despiadado sobre un beneficio, ni a un perezoso sobre cualquier trabajo, ni al que trabaja por horas sobre la conclusión de una obra, ni a un servidor holgazán sobre un trabajo difícil: no cuentes con estos para ningún consejo.
12 Pero recurre asiduamente a un hombre piadoso, de quien te consta que cumple los mandamientos, capaz de sentir lo que tú mismo sientes, y que sufrirá contigo si das un traspié.



Ante todo esto, mis palabras están de más.

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